¿Que sigue? Lecciones sobre la recuperación de la educación: hallazgos de una encuesta a los ministerios de educación del mundo en medio de la pandemia de COVID-19

Tenemos por delante una gesta épica de escala planetaria: volver a una nueva normalidad en Educación.

Muchos países ya están trabajando para ese nuevo momento que posiblemente tenga mucho de continuidad y poco de novedad -o viceversa- pero que por lo visto no es una tarea en la que todos estén poniendo el mismo esfuerzo para lograrlo, por imposibilidad, por impericia, por lo que sea... Aunque parece ser que la mayoría de los países están buscando salidas -y porque no entradas- a diferentes modelos escolares, ajustes en los formatos pedagógicos, estrategias didácticas novedosas -o no tanto- para resolver este colosal desafío.

Organizaciones mundiales como la UNESCO, UNICEF, el Banco Mundial y la OCDE vienen documentando las respuestas educativas en período de pandemia del COVID-19 desde su inicio.

Hace pocos días, el 13 de julio de 2021, esas organizaciones presentaron un tercer documento conjunto “WHAT’S NEXT? Lessons on Education Recovery: Findings from a Survey of Ministries of Education amid the COVID-19 Pandemic” que da cuenta de lo que esos países están haciendo. Argentina está entre esos 142 países y aunque el informe no está pensado para mostrar comparaciones país por país, puede servirnos para verificar que, más allá de nuestros problemas locales, que son muchos y de diferente calidad, compartimos una matriz común de desafíos y que con muchas dificultades estamos debatiendo y avanzando, algunas veces mal, otra veces “más o menos”, sobre las mismas problemáticas, también acá en Argentina. Es bueno que nos demos cuenta que vivimos en el mismo planeta que otros seres humanos y que nuestros problemas/desafíos no nacen fronteras adentro sino que forman parte de una preocupación colectiva a nivel mundial. Un signo de este tiempo: la pandemia hizo que nos diéramos cuenta (aunque siempre fue así) que nuestras preocupaciones no son solamente “nuestras”…

Acá sintéticamente algunos de los hallazgos de ese trabajo:

Uno de cada tres países donde las escuelas están o han sido cerradas, no se han implementando programas de recuperación de aprendizajes después del cierre de escuelas por el COVID-19. Al mismo tiempo, solo un tercio de los países están tomando medidas para medir las pérdidas de aprendizaje en los niveles primario y secundario, principalmente entre los países de ingresos altos

Menos de un tercio de los países de ingresos bajos y medianos informaron que no todos los estudiantes habían regresado a la educación presencial, lo que aumentaba el riesgo de pérdida de aprendizaje y abandono. Sin embargo, la mayoría de los países informaron haber utilizado al menos una forma de divulgación para alentar el regreso de los estudiantes a la escuela, incluida la participación de la comunidad, el seguimiento escolar, incentivos financieros y revisión de las políticas de acceso.

Los países han respondido con una variedad de medidas para mitigar las pérdidas potenciales de aprendizaje por el cierre de escuelas y la pérdida de presencialidad: alrededor del 40% extendieron el año académico y una proporción similar de países dio prioridad a ciertas áreas del plan de estudios, haciendo adecuaciones de los diseños curriculares. Sin embargo, más de la mitad de los países informaron que no se han realizado, ni se harán ajustes.

Muchos países mejoraron las normas de salud y seguridad en los centros de examen; sin embargo, el 28% de los países cancelaron los exámenes en la secundaria básica y el 18% de los países lo hicieron en la secundaria superior.

Revisar constantemente las políticas de acceso y permanencia en el sistema fue algo poco común durante este último año y medio, especialmente para las políticas orientadas a las niñas, lo que es motivo hoy de preocupación, ya que las adolescentes corren el mayor riesgo de no regresar a la escuela en los países de ingresos bajos y medianos bajos. En 2 de cada 3 países de este segmento son las niñas las más perjudicadas por ese no regreso.

Los países de bajos ingresos están rezagados en la implementación de incluso las medidas más básicas para garantizar el regreso a la escuela. Por ejemplo, solo menos del 10% informó tener suficiente jabón, agua limpia, instalaciones de saneamiento e higiene y máscaras, en comparación con el 96% de los países de ingresos altos.

El informe también arroja luz sobre el despliegue y la eficacia del aprendizaje a distancia y el apoyo relacionado a más de un año después de la pandemia. Los resultados muestran que:

La mayoría de los países tomaron múltiples acciones para brindar aprendizaje a distancia: las transmisiones de radio y televisión fueron más populares entre los países de bajos ingresos, mientras que los países de altos ingresos proporcionaron plataformas de aprendizaje en línea. Sin embargo, más de un tercio de los países de ingresos bajos y medianos bajos informaron que se llegó a menos de la mitad de los estudiantes de la escuela primaria.

Si bien el 73% de los países evaluó la eficacia de al menos una estrategia de aprendizaje a distancia, todavía se necesitan mejores pruebas sobre la eficacia en los contextos más difíciles. Se requieren estrategias de aprendizaje a distancia adaptadas al contexto, la participación de los padres, el apoyo de y hacia los maestros y garantizar que las niñas y otros niños con dificultades no se queden atrás. También requiere generar datos rigurosos sobre la efectividad del aprendizaje en forma remota que sólo 2 de cada 10 países están generando.

La demanda de fondos para Educación está aumentando y seguirá aumentando, en competencia con otros sectores, mientras que los ingresos de los gobiernos están cayendo. No obstante, el 49% de los países aumentó su presupuesto de educación en 2020 en relación con 2019, mientras que el 43% mantuvo su presupuesto constante. Se prevé que la financiación aumente en 2021, ya que más del 60% de los países planean aumentar su presupuesto de educación en comparación con 2020.

Estos hallazgos refuerzan la importancia de reabrir las escuelas, la recuperación de aprendizajes y los sistemas de aprendizaje remoto más efectivos que puedan resistir mejor las crisis futuras y llegar a todos los alumnos. Además, muestra que medir las pérdidas de aprendizaje debido a COVID-19, relacionadas fundamentalmente con la pérdida de presencialidad es un esfuerzo crítico para la mayoría de los países.

Espero que estos aportes, pequeños, humildes, sirvan para encauzar discusiones y nos concentren en la búsqueda de soluciones más que de diferenciaciones, No hay grieta en la Educación. Como dije al principio parece haber una matriz común de problemas en todo los países y todos (algunos con muy pocas herramientas) están haciendo un esfuerzo por resolverlas. Y algunos deberán ser ayudados. Por eso la cooperación y el intercambio entre países en materia educativa seguramente será algo más para explorar y profundizar, mucho más que en el período pre pandemia…
Y si examinamos uno a uno los items del documento original que dejo nuevamente acá, Argentina no está tan lejos de la media en todo esto. En algunas cosas mejor. En otras peor. No somos la excepcionalidad. Tampoco una anomalía...

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