Volver a la escuela: ¿Qué tan peligroso es? Recopilatorio de algunas evidencias...

La idea en este post es sólo sintetizar algunas de las cosas que he leído en estos últimos días sobre este tema. Sólo hacer un repaso sobre los posibles peligros para chicos y adolescentes, revisar algunas conclusiones de estudios sobre experiencias de reaperturas que ya se vienen haciendo en otras latitudes y su conexión con las posibilidades de rebrotes. En cualquier caso lo mejor es seguir tomando decisiones sobre la evidencia y utilizando la experiencia de otros. Hay mucha bibliografía para consultar. Decenas de trabajos publicados. Acá las ideas principales de una parte a la que pude acceder.

Tres primeros elementos para tener en cuenta.

Primero.- La reapertura de las escuelas es uno de los temas más debatidos a lo largo del mundo desde que la pandemia de Covid-19 dejó a miles de millones de niños y adolescentes sin clases presenciales. Solo en abril, llegó a haber 194 países con las escuelas cerradas. Eso afectó al 91% de los alumnos de todo el mundo, de acuerdo con un artículo de Unicef publicado recientemente. "Esto ha ocasionado una disrupción gigantesca en las vidas, el aprendizaje y el bienestar de los niños a nivel mundial", detalla el organismo internacional. En la gran mayoría de los casos, la educación virtual es una pálida sombra de la realidad y dejó a cientos de miles de chicos en diversos países, en particular los más vulnerables sin derecho a la Educación. Es más, hay fuertes indicios de que muchos chicos están sufriendo un aumento de los abusos, ahora que el personal de las escuelas ya no puede detectar, ni informar ante los primeros signos.

Segundo.- Los países están en diferentes fases de la pandemia y, por ende, del debate acerca de cómo y cuándo reabrir las escuelas se encuentra acorde a esas diferentes fases. No es lo mismo el norte que el sur, países desarrollados de países que no los son, países donde el impacto fue fuerte de aquellos que parecen haber logrado controlar al coronavirus. La diversidad es enorme. Pero la decisión de cómo y cuándo reabrir las escuelas y si enviar o no a los chicos depende de numerosos factores a nivel nacional y local, así como de la realidad de cada núcleo familiar. No hay uniformidad, ni homogeneidad en las decisiones.

Tercero.- América Latina: Desde Nicaragua (Otros dos países fueron Suecia y , único país que en ningún momento llegó a suspender las clases presenciales a Uruguay, único que logró implementar un regreso completo a las aulas existe esa misma diversidad y heterogeneidad. Por otra parte, en los países del cono sur impacta de una manera diferente ya que el ciclo lectivo recién había comenzado al momento de entrada del lockdown y el advenimiento de las bajas temperaturas invernales adelantaba una complicación extra.

¿Qué tan peligroso es el coronavirus para los más chicos y adolescentes? Algunas evidencias

"Los niños, incluidos los muy pequeños, pueden desarrollar Covid-19", dice la Escuela de Medicina de Harvard con información actualizada al 4 de agosto.
Sin embargo, continúa, "muchos de ellos no presentan ningún síntoma". "Aquellos que se enferman tienden a experimentar síntomas más leves, como fiebre baja, fatiga y tos. Es marginal el número de niños que han tenido complicaciones graves", agrega.
Sin embargo, eso no impide que contraigan la enfermedad y la transmitan.
De acuerdo con un estudio del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, la tasa acumulada de hospitalización pediátrica por Covid-19 en el país fue de 8 por 100 mil habitantes entre el 1º de marzo y el 25 de julio.
Dicha tasa "es baja en comparación con la de los adultos", que asciende a 164,5 por 100 mil habitantes, apuntan los investigadores en el estudio publicado la semana pasada.
Una cantidad importante de estudios, sobre todo europeos hablan de que en estos meses de pandemia se han registrado casos de niños que desarrollaron un síndrome inflamatorio similar a la enfermedad de Kawasaki, cuyos síntomas incluyen fiebre, dolor abdominal, diarrea y erupciones cutáneas. Según aclara el hospital infantil Great Ormond Street (GOSH) de Londres, centro pediátrico líder de Reino Unido, al 22 de julio este síndrome ha demostrado afectar "solo a una pequeña cantidad de niños". Incluso agrega que "todavía no sabemos con certeza si este nuevo síndrome inflamatorio está directamente relacionado con la Covid-19".

¿Pueden los niños transmitir el coronavirus a adultos?

Una revisión de estudios globales publicada a finales de junio por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical y el Colegio Universitario (UCL), ambos de Londres, descubrió que los niños tenían aproximadamente la mitad de probabilidades de los adultos de contraer Covid-19, lo que significa que sería menos probable que lo transmitan.
Sin embargo, como los niños también son menos propensos a presentar síntomas, todavía es difícil determinar qué tanto propagan el coronavirus o incluso si son capaces de iniciar un brote.
Según un estudio publicado el mes pasado basado con el análisis de más de 5700 personas infectadas en Corea del Sur y sus más de 59000 contactos, los niños de hasta 9 años transmiten la enfermedad a adultos con una frecuencia menor (5,3%) al promedio de la población (11,8%). En cambio, aquellos con edades entre 10 y 19 años transmiten el virus por encima del promedio (18,6%). Por otra parte, estudios recientes de brotes en grupos familiares en China y los Alpes franceses han concluido, basándose en el rastreo de contactos, que es probable que los niños no hayan sido la fuente de ninguna de las infecciones registradas.


¿Pueden las escuelas convertirse en focos de coronavirus?

La reapertura de las escuelas no solo aumenta el contacto entre niños, sino también de docentes y personal auxiliar de las escuelas, además de los padres que llevan y traen a sus hijos de los centros de Educación. Agrega personas a la circulación y eso es uno de los primeros desafíos según la mayoría de los estudios. Cómo hacerlo sin perder de vista el "bono sanitario" para que no aumenten descontroladamente los contagios.
En este sentido, el estudio de UCL sugirió que, sin un trackeo de contactos adecuado, la reapertura de las escuelas en Reino Unido prevista para septiembre contribuiría a una segunda ola de infección posiblemente más grande que la primera. Si bien en su proyección incluyeron el dato de que los niños tienen la mitad de capacidad infecciosa que los adultos, también utilizaron modelos que incorporan cuántos padres volverán al trabajo o reanudarán otras actividades con el retorno de sus hijos a las aulas.
Otro estudio publicado hace un par de semanas por la revista científica The Lancet Child & Adolescent Health sobre la reapertura de las escuelas en Australia afirma que estas no fueron un foco importante de infección por coronavirus. Entre el 25 de enero y 10 de abril, de un total de 7.700 escuelas analizadas, solo 25 registraron casos, es decir, menos del 1%. No obstante, la situación más preocupante fue la de profesores y personal del centro educativo. Aunque equivalían a solo el 10% de la población escolar, representaron el 56% de los casos de Covid-19 registrados en las escuelas. Los investigadores afirman: "Nuestros hallazgos proporcionan evidencia de que la transmisión de SARS-CoV-2 en entornos educativos puede mantenerse en un nivel bajo en el contexto de una respuesta eficaz a la epidemia". "En aquellos lugares donde las medidas de mitigación giren en torno a un fuerte control de la enfermedad, anticipamos que las escuelas pueden mantenerse abiertas de manera segura, para el beneficio educativo, social y económico de la comunidad mientras nos adaptamos a vivir con covid-19", agregan.
En otra investigación publicada en el mes de julio por las agencias de salud pública de Suecia y Finlandia también se llega a la conclusión de que las escuelas no se convirtieron en focos de contagio de covid-19. Suecia y Finlandia adoptaron estrategias diferentes durante la pandemia. Los primeros siempre mantuvieron abiertas las escuelas primarias, mientras que los segundos cerraron todas las instituciones educativas de marzo a mayo. El informe asegura que, aún así, los resultados fueron similares: bajo número de contagios en personas de 1 a 19 años, escasas hospitalizaciones en cuidados intensivos y ninguna muerte. “Los brotes en las escuelas son inevitables”, dice Otto Helve, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas del Instituto Finlandés de Salud y Bienestar. "Pero hay buenas noticias. Hasta ahora, con algunos cambios en las rutinas diarias de las escuelas, los beneficios de asistir a la escuela parecen superar los riesgos, al menos donde las tasas de infección de la comunidad son bajas y los funcionarios están preparados para identificar y aislar casos y contactos cercanos".
Por el contrario, una investigación publicada a fines de julio en la Revista de la Asociación Médica Estadounidense sugiere que los menores juegan un papel importante en la propagación de enfermedades respiratorias durante las pandemias. Lo que sí queda claro, una vez más, es que el riesgo que supone el regreso a clases no es igual cuando se habla de niños que de adolescentes. "Los niños son, en general, importantes transmisores de epidemias virales como la influenza, porque pasan largos períodos cerca de otros niños en las escuelas y durante las actividades físicas", afirman los autores.
Tras el cierre de escuelas en 50 estados de EE.UU. entre marzo y mayo, en promedio hubo una caída en el número de casos del 62% y del 58% en defunciones, aseguran los investigadores, quienes aclaran que otras medidas complementarias contribuyeron a estos porcentajes. 
Arnaud Fontanet, epidemiólogo del Instituto Pasteur, y sus colegas comenzaron una investigación en Crépy-en-Valois, cerca de París, Francia a fines de marzo para ver si podían reconstruir el alcance del virus en la ciudad y sus escuelas. En la escuela secundaria, las pruebas de anticuerpos mostraron que el 38% de los alumnos, el 43% de los maestros y el 59% del personal no docente habían sido infectados. Para entonces, varias personas asociadas con la escuela habían sido hospitalizadas con complicaciones de COVID-19. En seis escuelas primarias, encontraron un total de tres niños que habían contraído el virus, probablemente de miembros de la familia, y luego asistieron a la escuela mientras estaban infectados. Pero, por lo que los investigadores pudieron decir, esos niños más pequeños no transmitieron el virus a ningún contacto cercano.
“Todavía es un poco especulativo”, dice Fontanet, quien compartió los resultados de la escuela secundaria el 23 de abril y de las escuelas primarias el 29 de junio, ambos en el servidor de preimpresión medRxiv del Laboratorio Cold Spring Harbor.
Otros brotes también sugieren que los alumnos de la escuela primaria representan una amenaza menor que los alumnos mayores. Uno de los peores brotes en toda la escuela fue el de Gymnasium Rehavia, una escuela intermedia y secundaria en Jerusalén, donde 153 estudiantes y 25 miembros del personal se infectaron a fines de mayo y principios de junio. Un brote en una escuela secundaria de Nueva Zelanda antes del cierre de ese país infectó a 96 personas, incluidos estudiantes, maestros, personal y padres. En contraste, una escuela primaria vecina vio pocos casos.
Rastrear la transmisión a través de las escuelas, un estudiante a la vez, como hicieron Fontanet y sus colegas, podría ayudar a dilucidar si el virus contagia de manera diferente en niños de diferentes edades. Otra pista sobre la propagación basada en la edad provino de la cronología de nuevas infecciones de Crépy-en-Valois. Entre los estudiantes y el personal de la escuela secundaria, las nuevas infecciones disminuyeron drásticamente una vez que comenzaron las vacaciones. Pero en las escuelas primarias, la tasa baja de nuevos casos se mantuvo estable. Fontanet deduce que ese patrón sugiere que mientras los estudiantes de secundaria se contagiaban del virus en la escuela, los alumnos más jóvenes se contagiaban de miembros de sus propias familias y no de sus compañeros de clase.

Conclusiones provisorias

“No existe una manera perfecta de reabrir las escuelas durante la pandemia". La frase es de Robert Spires, profesor de la Universidad de Richmond, en Inglaterra, especialista en Educación comparada. Según el artículo publicado por Spires a fines de julio en el portal académico The Conversation, "incluso cuando un país tiene a la Covid-19 bajo control, no hay forma de garantizar que las escuelas puedan reabrir de manera absolutamente segura". Sin embargo, afirma que "las políticas y prácticas de los países que han tenido cierto éxito inicial con la reapertura de las escuelas apuntan a seguir avanzando en esa dirección. En cualquiera de los casos, se trata de una nueva fase dentro de la pandemia en que, antes o después, los gobiernos tendrán que avanzar aunque no existan recetas universales e infalibles".

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