La pandemia que enseña...

La pandemia nos obligó a corrernos de los lugares comunes. Sintetizo el momento en una frase que leí hace un par de días: "Nada de lo que está escrito alcanza para dar respuesta a lo que nos está pasando"... Yo agrego: "menos para lo que viene".
Pero, la pandemia también nos está mostrando crudamente que la situación de partida define en parte sustancial como se transita el camino y los puntos de llegada. Tomemos un ejemplo: el tipo de cuarentena o aislamiento social en cada lugar del planeta. Cada país, región o ciudad adoptó soluciones acorde con la etapa histórica en la que vive la mayoría de su población. Se han dado soluciones del sigloXIX para sociedades que estructuralmente viven en el sigloXIX. Es más, algunos que creían estar en el sigloXXI que no les fue tan bien al principio tuvieron que optar rápidamente por "volver" al sigloXIX.
Los que trabajamos en Educación tenemos claro que es así desde hace mucho tiempo. Lo vemos todos los días en las aulas. La desigualdad de origen es muy difícil torcer con políticas livianas. No se salta del sXIX al sXXI creando sólo una plataforma virtual, repartiendo notebooks, tablets o celulares, ni dándole a todos conectividad a Internet. Esas son sólo herramientas. Aún con acceso a todas ellas un chico, joven o adulto que vive en un asentamiento del conurbano o algún paraje desfavorecido del país tiene un desigualdad de base con aquel que vive en cualquier barrio acomodado de las grandes ciudades. Las escuelas hacen un enorme aporte para achicar esa brecha pero no siempre logran su objetivo en situaciones normales menos lo logran en esta situación que no es normal (aunque algunos hagan como que lo es). No espero mucho de este momento en este sentido, más que esa desigualdad se siga  ensanchando. Y reitero no es sólo la cuestión tecnológica.
Pero aún en este escenario que parece catastrófico hay mucho para rescatar. Intentaré sintetizar lo que hasta el momento veo como interesante, elementos que abren debates, no que los cierren. Todo es provisorio... Me repito: nada de lo que está escrito alcanza para explicar todo.
Parece haberse aceptado por estas horas y por el peso de la abrumador de la evidencia que la escuela es más que los contenidos que ofrece. Aprender no sólo es obtener de alguna manera ese contenido llega a cada chico, a cada joven o a cada adulto dispuesto a hacerlo. En los más chicos, en los adolescentes, la maestra o el profesor es un factor central. El encuentro con "el otro adulto que no son tus padres". Un otro que te cuida, que te enseña, que te pone límites diferentes a los de tu familia. El que ordena "la tarea", en este caso educativa. El que acompaña y "mima" de otra manera. Y nos dimos cuenta felizmente que ese vínculo maestro-alumno no lo sustituye ninguna plataforma virtual y mientras nos damos cuenta vamos reconsiderado el rol fundamental de los maestros en nuestra sociedad.
Por otro lado la escuela no es sólo un pasaje al "mundo adulto". También es la socialización con mis compañeros, el vínculo con pares. Aprender del "otro igual a mi". Mis amigos y mis adversarios. La chica que me gusta. El mundo de los iguales. Un recreo. El espacio para la "travesura" tratando de correr los límites permitidos para que alguien me los imponga heterónomamente. Intercambio y aprendizaje horizontal. Eso no lo da ningún "mejor ancho de banda", ni el mejor de los smartphones o tablets, ni el mejor de los buscadores.
Pero además hay una cosa más: por más que queramos Google no podrá enseñar los "por qué". La conexión entre lo aprendido. Una mirada holística. Las habilidades básicas, eso que algunos llaman "aprender a aprender". Para eso necesitás "escuelas", "maestros", "seres humanos"... Ni computadoras, ni Zoom, ni inteligencia artificial...
Por último y entre una de las cosas interesantes para recuperar de esta "anormalidad del pandemonium" irrumpe una que algunos ya veníamos analizando en el mundo educativo, la aparición definitiva de un nuevo actor, que los docentes teníamos olvidado o le dábamos poca importancia: los padres. Muchos de ellos han podido redescubrir como se aprende (y sus dificultades) y descubrir como se enseña (y sus dificultades). Fue duro para muchos de ellos estos casi dos meses. A algunos les costó más de la cuenta. "Así no me lo enseñó la seño" pudo escucharse en muchas casas. "Tuve que ver unos videos en Youtube para recordar lo que eran los números romanos" dice por ahí una mamá en una cola de supermercado. Muy interesante. Otro camino para revalorizar la tarea que hacen los docente en esas "cajas negras" llamada "escuelas". ¡Lo que está pasando es genial! Por eso, una "nueva normalidad educacional", debería poner suma atención en cuál será el espacio real que le demos de acá en más a los padres.
Todos estamos aprendiendo gracias al COVID19.
Ojalá no se pierda...

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