Declaración de Purmamarca: una muy buena iniciativa con gusto a poco...

El 13 de febrero pasado publicaba en este blog, un post sobre la necesidad de volver a poner como centro de la política educativa lo pedagógico. Un día antes, los Ministros de Educación de todo el país, en el marco de la primer reunión del Consejo Federal de Educación, firmaban el documento titulado "Declaración de Purmamarca".

En ese momento prometí un análisis personal que entrecruzara principios y agendas que planteara el documento con algunas de las ideas sueltas, como siempre opinables, que vengo escribiendo en estos años en mi blog. Anunciaba al pie de esa nota que tenía enormes esperanzas de que me sorprenderían seductoramente. Reconozco que me equivoqué y lamento que así sea...
Posiblemente el optimismo puesto en el cambio de gobierno, en ese posible cambio “epocal” que advertía durante la campaña, generaron en mí expectativas desmesuradas. Pero, ¿les soy sincero? Esperaba un poco más...
Más allá de la hiper plausible decisión de ponerse de acuerdo en un “algo” y la comunicación de ese “algo”, pensé que aprovecharían este buen momento para hacer un poco de “docencia”. Imaginé que darían algún indicio de ruptura frente al modelo anterior con la idea de empezar a desandar un camino en que paradojalmente todos estamos de acuerdo que hace rato “nos hemos ido al pasto”... Pero no fue así...
En esta línea existe algo un poco más preocupante. La declaración reduce lo educativo sólo a lo escolar y eso es un déficit importante. Comete el grave error de quedar atrapado en lo que ocurre en el sistema educativo formal, sistemático, escolarizado. No realiza ni una sola referencia a las funciones que realiza en el orden educativo un Estado que ordena políticamente a la sociedad, que educa "más allá de la escuela" y que como toda institución, a través de su funcionamiento transmite mensajes, induce valoraciones y conforma actitudes en los ciudadanos...
Llegado a este punto y abandonando la desazón creo que deberíamos tomarlo igual, sólo como el puntapié inicial de un largo recorrido de algo mejor. Entonces así y sólo así, con algo de optimismo, es más fácil remarcar algunas vacancias o equívocos en los que avanza este documento. ¿El fin? Alertar sobre algunas de las líneas de agenda de debate educativo que parece atrasar algunos años, lustros y hasta décadas en algún punto específico...

Al releerlo completo siento que faltan palabras. Palabras que fueron dejadas de lado en el anterior proceso. Entre ellas "mérito", "rigurosidad" o "esfuerzo", por nombrar sólo tres de las muchas que se eludieron...
Desde el primer párrafo aparecen dos ideas, políticamente correctas pero que deben ser revisadas: “construir sobre lo construido” y "la Educación es garantía de desarrollo social y económico".
Para la primer idea me surge la siguiente pregunta, ¿cuáles fueron los principios de “lo construido” hasta aquí? Avancé hasta el final del documento albergando la idea de encontrar algún principio o acción diferencial con respecto al anterior período. No encontré nada muy diferente con excepción del punto referido a la Evaluación. Entonces, “construir sobre lo construido” ¿será mantener los mismos principios rectores que nos trajeron hasta acá? La frase es linda pero a la luz de nuestro devenir educativo me parece que habría necesidad de revisar un poco los cimientos de esta construcción...
En el mismo párrafo y cerrándolo aflora una temeraria premisa de la "Educación como garante": tengo enormes dudas sobre que una política educativa sea la principal garantía en el logro del desarrollo social y económico de un país. Siempre propongo “aflojar un cambio” en la visión causal y unidimensional del “optimismo pedagógico”. Ni optimismo, ni pesimismo. Equilibremos las cargas. La Educación por sí sola no puede y ponerla en ese lugar es generar una presión extra de responsabilidad que no está en condiciones de sostener.
No voy a profundizar sobre la categorización del cambio con "sabor a epopeya" que parece proponerse en el siguiente párrafo con la denominada "revolución educativa". Alguna vez aquí propuse analizar qué planteaba la Política y los políticos en torno a conceptos como “cambio”,“transformación” o “revolución” en Educación. En mi opinión ninguno de los tres encarna lo que verdaderamente necesitamos. De alguna manera, los tres terminan como “sinónimos” si todo vuelve a centrarse en la arquitectura, el equipamiento y las tecnologías, más que en un nuevo proyecto pedagógico. Por último, en este segundo párrafo, se abunda sobre un tema recurrente en este blog: la escuela como vértice del cambio. No está mal en un modelo escolarizado pero ¿Seguimos arrastrando el modelo escolarizado como el único formato posible de lo educativo? Ya lo adelanté en este mismo post: una pena no ampliar la mirada...
Por lo demás, está muy bueno ponerse de acuerdo con que hay que “evaluar”, con la recuperación del rol de los docentes y buscar el apoyo de familias y sociedad. Posiblemente, en la siguiente parte del documento se desbibuje esto que aprecié con fuerza en este párrafo. Pero no está mal que esté planteado y de esta manera...

A partir de aquí el documento avanza en algunos “principios comunes” y “agenda” con “pilares” que parecen calcados de políticas que hasta hoy vienen siendo implementadas. Para un próximo documento, sería interesante separar principios, de objetivos, de acciones a realizar. Parece un error taxonómico grave el no poder separar estos conceptos y ciertamente podría llevarnos a equivocaciones insospechadas en la implementación de políticas.

Fue muy grato encontrarme con algunos de estos “principios o pilares” que son parte sustancial de nuestro ideario como sociedad desde hace décadas. La Educación como bien público, derecho social y personal o la necesidad de mantener el nivel inversión, acorde a la vencida ley de financiamiento educativo, entre otros.

Cosa distinta es seguir insistiendo con avanzar en la obligatoriedad de “todo el nivel inicial” desde los 3 años. ¿Estamos tan seguros que profundiza el "fortalecimiento a la atención integral de la primera infancia"? Sin dudas, la respuesta que se da en el mismo punto produce cierto desánimo: el único formato es el escolar y se llama "jardín de infantes"... En este blog hemos hablado varias veces sobre este punto. Existen, en el mundo y también aquí en Argentina, diversos formatos institucionales exitosos -y más exitosos- que el actual “jardín de infantes”... Sería bueno revisar esta mirada...

En el punto siguiente entra de lleno en otro lugar común que está siendo puesto en duda en diversos sistemas escolares del mundo: la extensión del horario escolar. Más aún, aceptando esta hipótesis, el documento plantea un fuerte contrasentido: propone “más cantidad de horas de escolaridad, posibilitando que la escuela salga de la escuela”. ¿Salimos o no salimos del formato escolarizado? Parece intentar salir pero no se atreve del todo... Por allí parece ser necesario un fuerte trabajo de definiciones...

En el siguiente punto, se propone seguir pensando en que el Estado puede asegurar “el egreso” de la escuela secundaria. ¿Alguno pensó qué consecuencias prácticas tiene este concepto? Algo decía en mi anterior post Alberto Royo, un profesor zaragoceño,en su libro “Contra la Educación”. "Existe una confusión entre 'igualdad de oportunidades' e 'igualdad de resultados'”, nos decía este maestro... Por lo tanto, de mínima pondría el concepto “en suspenso hasta nueva aviso". Sí, alguno me dirá que es parte de la Ley de Educación Nacional en su apartado de Fines y objetivos de la Política Nacional. En todo caso, y de máxima, sería un buen motivo para repensar ese inciso h) del artículo 11 de la ley y hacer una propuesta que supere esta confusión...

En la incorporación de tecnología en las escuelas y el fortalecimiento de las autonomías provinciales en Educación no parece proponer cambios sustanciales. Es más sólo los nombra. Raro ya que en estos campos en la última década aparecen cambios en las propuestas educativas alrededor del mundo que contradicen algunos de los supuestos que se sostuvieron en estos años. El primero, en el plano de lo tecnológico con el progresivo abandono a nivel mundial del paradigma 2K: creer en el mágico impacto "educativo" de los “artefactos computacionales” más que pensar en lo pedagógico. Hoy los especialistas proponen abandonar la idea de “llenar las aulas de netbooks" y ganar en acceso wifi de alta transmisión utilizando los dispositivos móviles que ya poseen los alumnos. Los smartphones, por ejemplo... El paradigma parece mutar a más conectividad y menos gasto de los Estados en equipos que rápidamente se convierten en obsoletos. ¿No estaremos intentando con ideas que ya vienen siendo abandonadas porque no funcionaron?
El segundo elemento, más político, debiera haber sido más explícito: reconstruir desde las autonomías provinciales un federalismo educativo que termine con el ahogo y la asfixia que propusieron las políticas centralizadas en estos últimos 12 años. Romper con esta suerte de “unitarismo educativo”... Para ello, inicialmente, lo que falta es una idea de qué y para qué un ministerio de Educación en el orden federal, faltante desde la última transferencia de la gestión de las escuelas a las provincias en los años noventa. Algo extraño es que las provincias no hayan buscado incluir este debate en la agenda justo ahora que hay cierto espacio para darlo...
incorporación de políticas para mitigar el malestar institucional y docente en su relación con la comunidad que tiene enormes repercusiones sobre la tarea cotidiana en las escuelas. Todos faltantes que deberían ser abordados rápidamente, más teniendo en cuenta que coincidimos en que no hay transformación, cambio o “revolución” -ponele el nombre que quieras- sin mejorar la calidad de los que enseñan.

Por último y para aplaudir, la incorporación del único elemento discursivo innovador e interesante del documento que impulsa la creación de un organismo federal de Evaluación de la Calidad y Equidad Educativa. Aquí hay algo para remarcar: aparece allí pero sin mayores especificaciones sobre qué, cómo y a quiénes evaluar. Aquí hay mucho para decir y no alcanzan estas líneas para desarrollarlo pero, en principio y para ordenarnos, necesitaremos construir una matriz que de cuenta de nuestras necesidades en este área y pueda ponerse en práctica rápidamente... Una llamada de atención mientras festejamos: darse una política en este sentido no es “comprar” diferentes modelos evaluativos para que convivan entre sí... Es mucho más que eso... Aunque hay algo de innovador, todos los que trabajamos en educación sabemos que "la evaluación" es una componente que viene consolidándose en el ámbito del discurso y la acción educativa desde hace no menos de 3 décadas.

Aún así, estoy convencido que -aunque de una decepcionante tibieza- este documento fue un primer avance, un atractivo para para pensar que en un futuro más que cercano alguna de todas estas ideas que circulan por el debate educativo mundial empiecen a permear y sean parte de las orientaciones de política educativa de un futuro “confederal”... En fin: una nueva declaración que avance con mayor audacia... Estoy convencido que hay varias provincias con capacidad política y técnica para hacerlo... De última, lo único que no se pierde son las esperanzas...

Comentarios

  1. Es interesante tu nota. No tengo un conocimiento especifico como el tuyo pero en líneas generales acuerdo con los lineamientos generales del ministro de educación, pero la posibilidad de reflexionar algunos conceptos siempre es alentador.

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  2. Flavio: Te he escrito antes y te he enviado un pequeño informe sobre "el perfil de alumnos" que tenemos en las escuelas medias con población vulnerable.Te reitero que trabajo hace casi 10 años en colegios públicos con población vulnerable,en el nivel medio, incluyendo colegios nocturnos. Y si bien es cierto que la buena enseñanza depende, en gran medida, del compromiso de los docentes que trabajan en el aula,y de buenos directivos. mis años de experiencia como profesor y tutor me han enseñado, también, que no todos los problemas educativos se resuelven educativamente. Lo vengo viendo año a año: si nuestros chicos no tienen ciertas condiciones materiales medianamente resueltas y cierta contención afectiva y modelos familiares de referencia, poco y nada se puede hacer desde la escuela. Es una imbecilidad superlativa sostener que la política educativa "... sea la principal garantía en el logro del desarrollo social y económico de un país...". o como bien, tu dices, caer simplonamente en la visión causal y unidimensional del “optimismo pedagógico”. La política educativa es una herramienta más, que debe funcionar en coordinación con otras políticas sociales que generen fuerte impacto en la calidad de vida de la población de los sectores vulnerables. ¿Se puede garantizar calidad educativa a chicos que viven en condiciones de hacinamiento, con padres con problemas de adicción,o que son hijos de madres solteras que estan debajo de la linea de pobreza? Como bien dices Flavio ¡¡ La Educación por sí sola no puede resolver los problemas sociales y, ponerla en ese lugar, es generar una presión desmesurada de responsabilidad que no está en condiciones de sostener.!!
    Seria bueno que estos señores o los tecnocratas tan bien pagos que los asesoran, se empaparan realmente de las problemáticas sociales que atraviesan muchos colegios públicos o, como bien dice Axel Rivas de CIPPEC, que tuvieran real dimensión de cual ha sido la caída de "la frontera escolar" que se padece en muchos colegios de nuestro querido país ( y el agobio subsecuente que padecen muchos docentes que lidian día a día con estas problemáticas). Quizá así se dejaran de apelar a slogans ramplones y simplones como "revolución educativa". Se parte, entonces, de la premisa de que con "cambios educacionales" como CAMBIOS DE CURRICULA,INTENSA CAPACITACIÓN A DOCENTES EN TECNOLOGÍAS DIGITALES,TRABAJO LUDICO EN LAS AULAS, USO MASIVO DE COMPUTADORAS, ETC, ETC. lograremos el gran cambio social que todos anhelamos. Acuerdo contigo que es necesario analizar con seriedad y, por ende, con rigor, conceptos tan bastardeados por muchos funcionarios políticos como “cambio”,“transformación” o “revolución” en Educación. Tienes razón Flavio cuando dices que si esas planteos remiten solo a la arquitectura, el equipamiento y las tecnologías, o a simples cambios curriculares seguimos haciendo agua. Duele mucho que los docentes con años de experiencia, formacion , y que vivimos reflexionando sobre nuestras practicas en contextos dificiles, para lograr mejores aprendizajes y más significativos en contextos difíciles, sigamos siendo los últimos orejones del tarro pero, a la vez, los que debemos lidiar también con "las genialidades o el pensamiento mágico " que nos bajan los "innovadores pedagógicos ""de turno, a los que los ministros del área o sus jefes apelan para proclamar "la revolución educativa " que están llevando a acabo. Profesor Ignacio Eugenio Roldan (FFyLL -UBA)

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