Volver a lo importante: la centralidad pedagógica...

Me viene haciendo ruido desde hace un tiempo la casi inexistente centralidad de lo pedagógico en el discurso educativo de los argentinos. Creo que algo de esto dije en este sitio. Pero quiero profundizar un poco en todo esto...
Tuvimos una campaña electoral presidencial de casi un año completo entre Primarias y Generales donde se ha dicho mucho sobre la "tragedia educativa argentina" , una media docena de mejoras instrumentales a modo de propuesta y poco, por no decir nada, sobre los verdaderos desafíos que enfrentamos. 
Hace tiempo que sostengo que la mayoría de los decisores políticos prefieren permanecer en la “zona de comfort” que se extiende estratégicamente entre la descripción más o menos bien de "lo horrible" que nos viene pasando, sin ahondar en el vacuo discurso educativo que lleva poco más de 2 décadas y la propuesta de convertir en “mágicas y revolucionarias” un par de medidas simplistas que no despegan de las condiciones materiales de la Educación.
Todos coincidimos que la Educación es un enorme desafío. Un par de “palabras comodines” pueden que abone aleatoriamente a una excelente presentación del tema... Pero hasta ahí llega nuestro discurso, sin darnos cuenta que ese desafío se incrementa minuto a minuto ante la imperiosa necesidad de volver a "lo importante". Sin dudas mucho deberemos hacer para hacer menos engorroso ese discurso volviendo a lo simple, a la didáctica para explicar el “sentido perdido” de lo pedagógico en nuestras escuelas, ya que sin eso lo demás es sólo puro humo.
Si nos tomáramos el trabajo de sintetizar en algunas líneas el núcleo duro del discurso, más allá de las diferenciaciones que en superficie parecen enormes nos encontraríamos con extraodinarias y preocupantes vacíos y coincidencias. 
Todos ya sabemos que 3 de cada 10 pibes que inician el primario en Argentina termina el secundario y que solo 1 de ellos entiende lo que lee. Todavía no nos hemos puesto de acuerdo porqué ocurre esto. Quizá tampoco haga tanta falta...
Pero en el plano de las respuestas la cosa no anda mucho mejor. El extendido concepto de inclusión, el inicio de la escolarización en edades cada vez más tempranas, "The great white hope” del uso intensivo de las tecnologías informáticas y de las comunicaciones en el aula o el aprendizaje de una lengua extranjera desde que pisás el umbral de una escuela por primera vez, forman parte de ese extenso “desierto” discursivo. Aún cuando algunas de estas ideas estén siendo puestas en duda por importantes investigaciones en otras latitudes, donde se intentan abandonar o modificar en su esencia por sus velados fracasos. Acá? Acá seguimos dándolescentralidad en la imprescindible transformación. Posiblemente como únicas ideas fuerzas interesantes, digamos pequeños oasis en ese inmenso “océano de arena” (aunque podrían ser espejismos si no se profundizan correctamente) se encuentran las propuestas de recuperar el prestigio del que enseña, prestigio hoy horriblemente vapuleado como otras tantísimas instituciones en nuestro país o la Evaluación, concepto que hace años lucha por un espacio en lo educativo, pero que por suerte ha ganado terreno en estos últimos tiempos, aunque todavía no se entienda muy bien los beneficios en toda su extensión. Mejor "algo que nada", pero es poco. Necesitamos más...
Entonces, volviendo al punto ¡Qué importante sería promover que lo medular de las organizaciones educativas sea la de "imaginar" aprendizajes! Un pequeño ejemplo para ilustrar esto último: problematizar el tiempo escolar no debería quedarse en si se cumplen o no 180 o 190 días de clase que nos obligamos por ley (¿alguna vez te preguntaste por qué necesitamos una ley para eso?). Las investigaciones dan cuenta que la calidad del tiempo escolar es tan o más importante que ese seductor número al que todas las gestiones políticas desean lograr. Allí parece que falta algo de trabajo. Priorizar el momento de aprendizaje en ese tiempo escolar, mejorar su uso, sobre todo en las escuelas a las que concurren los sectores de mayor vulnerabilidad debería ser nuestra meta inmediata. En síntesis: que las horas que los chicos estén en la escuela sean para aprender. Ni más, ni menos. Eso sólo ya sería una verdadera “revolución educativa”. Porque lo que necesitamos, por sobre todas las cosas, es que los pibes aprendan. ¿Que vayan a la escuela? Sí, pero que allí aprendan. Y para eso hay que "volver a lo pedagógico". "Volver a enseñar" como decía un amigo exSecretario de Educación de la Ciudad de Buenos Aires durante fines de los noventa. Volver a lo importante... Y para eso ¿Por qué no reorientar por completo la organización y la cultura escolar? ¿Por qué no?
Y si nos interesa "hundir un poco más profundo las raíces" de esa transformación sería necesario que consensuemos algunas respuestas a algunas preguntas que creo todavía ni siquiera nos hemos hecho. Intenté, no sé si lo logré, contextualizar
algunos pocos de esos cuestionamientos de los que me surgieron en estos días, en el “here and now” que nos toca vivir por estas “pampas”... Con seguridad hay muchísmas más... La lista está abierta y está bueno que así sea...
  • ¿Qué escuela necesita un país cuyos habitantes, en una importante proporción, han respondido a cada sucesiva crisis dejando de lado valores republicanos y hasta democráticos, avalando el uso de la discrecionalidad y el establecimiento de modelos populistas, demagógicos y casi autocráticos?
  • ¿Qué formación necesitamos para reducir la participación, complicidad o tolerancia de sus habitantes en actos de corrupción a gran o pequeña escala?
  • ¿Qué tipo de conocimiento formalizado necesita un país dónde casi el 50% de su población económicamente activa sigue ligada al sector informal, que prescinde de las reglas del Estado para producir y subsistir?
  • ¿Qué tipo de formación necesita un país cuyo pueblo cree que el Estado de ser casi el “único sostén” de su bienestar, sin necesidad del esfuerzo personal de los propios particulares?
  • ¿Qué tipo de Educación necesitamos para una sociedad que cree que es un derecho humano inalienable ver gratuitamente por televisión todos los partidos que se juegan en el torneo de primera división del fútbol argentino?
  • ¿Qué tipo de aprendizajes debemos promover en una sociedad que se “barrabravizó” y en la que amplios sectores satisfacen sus demandas a partir de organizaciones mafiosas como las “narcos” o las ligadas al poder del “caudillaje” local?
  • ¿Que escuela necesitamos para la tercera o cuarta generación que nunca vió trabajar formalmente ni a padres ni a abuelos dentro de su grupo familiar?
Todas preguntas que parecen simples pero de complejísima contestación que deberían servir para orientar un debate en serio sobre la Educación.
Después de mucho tiempo parece que estamos saliendo del túnel. Intentemos no meternos en otro...

NOTA: En el momento que estoy publicando este post me está llegando una declaración del Consejo Federal de Educación reunido durante este viernes 12 de febrero de 2016. Prometo leerla y realizar las correcciones que haya que realizar a las luz de este nuevo documento. Espero que me sorprendan gratamente... Estoy casi seguro que algo de eso habrá...

Comentarios

  1. Estoy de acuerdo. Me parece que está faltando la mirada crítica y que la justicia actúe y condene a las Autoridades de Gobierno que llevan a que la autoridad del docente, del adulto se vea puesta en cuestión.
    Soy docente, padre, y toda una vida trabajando por la democracia y la justicia.

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  2. Estimo que debemos pensar en lo pedagógico centrado en un sujeto y no en un objeto. Abordar las problemáticas enunciadas es un buen inicio. Feliz por su texto y gracias porque abre la puerta de la reflexión.

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  3. Muy interesante. Muchas veces pense que era poco importante llegar a los 180 dias de clase si al cabo de ese tiempo pocos chicos son capaces de comprender un texto y de traducir en un planteo correcto un problema matematico. @Marialaura2573

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