Paritaria docente ¿Para qué debiera servir?


La paritaria docente nació con el objetivo de convertirse en un espacio permanente para el análisis y discusión de las relaciones laborales en el sistema educativo. Los salarios, las condiciones de trabajo, los beneficios sociales, ciertos aspectos de la carrera profesional o los derechos sindicales son los grandes temas de su agenda. En general damos cuenta del primero de estos puntos cuando sólo nos preocupamos por verificar el porcentaje de aumento de los salarios, pero la lista de temas es un poco más extensa.

Determinado este punto de partida común, tengo la modesta intención de instalar en estas pocas líneas y a un mes del comienzo de clases la necesidad de revisar los alcances de la actual agenda y el funcionamiento de las paritarias.

Creo fervientemente que un punto de importancia en el uso correcto de esta herramienta de negociación es delimitar con extrema precisión qué incluimos y qué no en esa agenda.

Mi primera hipótesis es que la paritaria docente, no importa mucho la jurisdicción donde la ubiquemos, ha devenido a lo largo de estos últimos años en un equivocado espacio de protogobierno del sistema educativo. Dentro de cada uno de esos grandes “subjects” que nombramos anteriormente se han logrado colar decisiones de política educativa que son facultades irrenunciables de los poderes públicos en defensa del bien común.

La mutación de este ecosistema hace casi imposible establecer un nuevo orden con límites claros y bien definidos, sin fronteras difuminadas.

Cuáles temas incluimos y cuáles no, dentro de cada “Subject” es facultad exclusiva del Estado. Cualquier defeccción en este sentido se traduce en una renuncia a la ineludible responsabilidad del Estado nacional, provincial o municipal, a través de los gobiernos, en la definición de una política educativa. No tengo dudas que es algo que ocurrió en estos últimos años en casi todas las jurisdicciones del país, un modelo que nos llevó a que por “walk over” los gremios lograran ocupar un espacio de cogobierno del sistema educativo en la mayoría de ellas. Sindicatos que avanzan en espacios reservados a las decisiones del poder político, gobiernos cómplices o perezosos que por alcanzar rápidos acuerdos defienden poco y nada el bien común. El Estado con una mirada global contraponiéndose a las lógicas de sectores corporativos que poseen naturalmente tendencias a defender sólo intereses sectoriales Si entendemos que no todo entra en la agenda de la paritaria y que las decisiones son facultad exclusiva de la política educativa que fijan los gobiernos el proceso podría ser mucho menos conflictivo.

No negaría nunca a los docentes ser partícipes en la propuesta educativa. Propongo que los Ejecutivos extremen su creatividad para proponer nuevos y diversos formatos de participación de toda la comunidad educativa que incluya a los docentes sin necesidad de estar mediados por alguna organización sindical. Para ello el sistema político debe abandonar la idea de que el sistema educativo puede o debe ser cogobernado. “Participar” no siempre es “tomar decisiones”. La fuerte y silente confusión establecida a lo largo de este período entre “participar” y “decidir” es letal para el sistema educativo. Las paritarias hoy se apoyan sobre esta lamentable confusión. La paritaria docente no puede, ni debe definir un modelo de sistema educativo. Es cierto que cuando falta una definición clara y precisa de los actores del gobiernos en materia de políticas públicas, “socializar” su construcción puede servir para diluir esa carencia. Pero este mecanismo es parte de nuestros problemas y no la solución.

Si le agregamos a esto que los sindicatos docentes tal como se estructuran hoy en día son uno de los elementos con mayor nivel de conservadurismo del sistema educativo el coctail es mortal. Por eso es posible, que a la par de delimitar esa agenda propulsora de los necesarios cambios, el Estado deba realizar un esfuerzo extra para ayudar a la reconstrucción de organizaciones sindicales que promuevan objetivos conjuntos con el Estado pero que no busquen compartir poder con los gobiernos en la conducción del sistema. Intento ser claro, por si la lectura la hace algún desprevenido o algún mal intencionado: la idea no es la volatilización del poder gremial sino todo lo contrario. La propuesta es la transformación de esas organizaciones para que vuelvan a enfocar sus esfuerzos en su “directiva primaria” que es defender en un marco de negociaciones colectivas (no le tengo miedo a la palabra “negociación”), a los profesionales docentes.

En estos días he leído que varios funcionarios del área educativa de las diferentes provincias en una suerte de inercia involuntaria y en su afán por garantizar acuerdos sin conflicto, buscan ampliar sin mucha idea de impacto, los temas que entran en agenda de paritarias. “Necesito ampliar porque no puedo cumplir con la demanda del aumento salarial” me dijo alguien en estos días con responsabilidad política en una jurisdicción... Creo que es un yerro. Posiblemente tenga que ver la desacertada “naturalización” de la tensión que se produce entre “lógica política” y “lógica gremial” de la casi totalidad de los gremios docentes en Argentina. Aceptó que esa tensión existe. Aún así es un excelente oportunidad para comenzar a revertir este desacierto que atribuyo principalmente al poder político. Un ejemplo concreto: si bien es cierto que “carrera docente” es uno de los títulos a incluir en una paritaria, nunca propondría discutir o acordar en ese marco una “titularización por ley excepcional” en contra de la normativa vigente del estatuto docente, tal como ha ocurrido en varias jurisdicciones en los últimos años. No me parece una locura rediscutir el “Estatuto del Docente” (marco normativo de la relación laboral) pero el lugar natural para hacerlo es el ámbito parlamentario, no una paritaria. O como ha ocurrido más de una vez, incorporar como tema en la agenda paritaria el “pase a planta” de personal designado en diversos programas educativos, garantizando continuidad a acciones que pueden no ser parte de los objetivos de política educativa de una gestión. En ambos casos pareciera que es parte de los temas de una paritaria. En ambos casos el impacto sobre qué, cuándo, cómo se aprende y a quiénes se enseña queda condicionado por una decisión política de neto corte sectorial que deviene en fragmentación, injusticias y arbitrariedades en el seno del propio sistema educativo.

No dudo de la paritaria como la expresión y el símbolo de una conquista social. Cuando los movimientos sindicales no existían o daban sus primeros pasos, los trabajadores no tenían la suficiente fuerza. Con el tiempo, se consolidaron avances. La paritaria fue uno de ellos: la posibilidad de entablar un diálogo de igual a igual entre trabajador y empleador. Pero en el caso educativo necesitamos que esa paritaria no sea freno de las ineludibles transformaciones y para eso necesitamos reencauzar la discusión. Sólo así habrá posibilidades de que estas conquistas de los trabajadores no se conviertan en obstáculo del cambio educativo. No soy muy optimista. Como maestro, igual siempre albergo una mesurada esperanza...

Comentarios

  1. El principal problema que existe en estas paritarias es que los representantes gremiales son personas muy poco creibles, muchos incluso denunciados penalmente. algo que se repite en todos los gremios.

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  2. El salario, las condiciones de trabajo y la capacitación docente deben ser prioridad...

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  3. La corrupción de los representantes gremiales constituye un elemento que vuelve imposible generar una visión tan amplia de las paritarias. En las provincias se ven con mayor nitidez las acciones desleales y el enriquecimiento de algunos de estos personajes.

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  4. Hablemos de paritarias en general, para que debiera servir ?...para ajustar los salarios en función de variables macro y microeconómicas proyectadas para el año en curso y en un marco de total transparencia. Luego si alguna de esas variables se desvía significativamente, debiera haber una "paritaria extraordinaria" para corregir (seria el ideal). Para que sirven ? para RECOMPONER los salarios, para CORREGIR la "devaluación salarial", en un escenario para nada transparente, donde se mezclan intereses individuales y políticos que nada tienen que ver con el trabajador, un escenario donde la sospecha de corrupción (me remito a los comentarios de arriba y opino igual) están a la orden del dia. Donde sea cual sea la paritaria negociada, luego el gobierno va a corregir y en 6 meses ya vas a estar corriendo de atrás a la inflación..y volvés a marzo del año que viene a querer corregir nuevamente, ya agotado, cansado, desmotivado porque no te queda un sope para ahorrar, entonces es ahí cuando tienen que "ampliar" porque aunque puedan, nunca van a satisfacer la demanda del aumento.
    La realidad es que las paritarias es una "mesa" que sirve para los negocios entre los gremios / patronal / gobierno...y no es una sensacion...puedo ahondar en ejemplos

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