El salario del maestro: un tema sin resolver por gobiernos y gremios...

En un país donde la inflación orilla el 40% anual sin dudas habrá tensión en torno a los ingresos del sector asalariado. Los docentes no son la excepción. Sin embargo, esta perogrullada no debería anular la posibilidad de pensar de otra manera el desafío pendiente: porqué y cuánto se le paga a un maestro...

La estructura salarial de cualquier sector laboral refleja qué aspectos o criterios se tienen en cuenta sobre el capital humano que desempeña esa tarea. Lo mejor siempre, para no tener conflictos, es que esos criterios estén bien explicitados. Hasta hace tres décadas aproximadamente esto es lo que ocurría en la composición del salario docente. Pero todo ha cambiado y lo más probable es que la estructura de haberes hoy esté desfasada, que persista una fuerte brecha entre el salario y la naturaleza y características del trabajo que se busca que se realice. Sin dudas, en la actualidad esos aspectos o criterios generales no son percibidos claramente por la sociedad, aún por los propios actores educativos. Por ello, el principal desafío actual es, debería ser, determinar una estructura salarial racional que suponga la revisión de esos viejos criterios generales hoy desapercibidos, el análisis de nuevos criterios si hiciese falta incorporar a la luz de nuevos paradigmas y por último la selección de otros factores relacionados con la situación particular de cada docente que justifiquen posibles adicionales a esos criterios generales.

Entonces, ¿cuáles son los criterios tradicionales que se vienen utilizando para definir el salario de un maestro? Si comparamos las componentes salariales de las 24 jurisdicciones del país nos daremos cuenta que existen un "núcleo duro" de tres criterios centrales similares, casi calcados, en todas ellas, criterios que también encontraremos en la mayoría de los países de América Latina:

- Nivel de calificación, relacionado al nivel académico, al título obtenido durante su formación que lo habilita a acceder a un cargo según el nivel para el que haya sido formado (inicial, primaria, secundaria o superior)
- Nivel de responsabilidad, definido por el rol y la escala jerárquica dentro del escalafón de las organizaciones escolares, con incremento en índices que conforman el básico.
- Experiencia: remunerado a partir de incrementos escalonados como bonificación a lo largo de la carrera docente, lo que tradicionalmente se denomina “la antigüedad”. Pero una antigüedad ligada más a la “permanencia” en el sistema que a la “experiencia real”. Una bonificación que tiene un peso superlativo haciendo que el salario básico al final de la carrera pueda ser más del 100% del salario básico de inicio.


Pero ¿Qué criterios estarían faltando en un paradigma de Educación de Calidad? Teniendo en cuenta que la piedra basal de un modelo de calidad es el docente, la estructura salarial del sector, al día de hoy, no refleja casi ningún criterio que sustente este modelo. Por ejemplo, hace años que en otros países, se considera la posibilidad de continuar la carrera docente dentro de una misma función. En nuestro país, no existe ninguna jurisdicción que aplique criterios de este tipo: la estructura de remuneraciones docentes está elaborada como una pirámide salarial. Los mayores detractores son los gremios que nuclean al profesorado. Así se le priva la oportunidad al docente de alcanzar una distinción profesional, junto al correspondiente reconocimiento salarial, sin que abandone sus tareas frente a los que aprenden. El único camino que le dejan para poder obtener un incremento salarial mayor al que le brinda por el mero paso del tiempo es abandonar sus funciones y si tienen éxito en los concursos de ascenso comenzar a desempeñarse en tareas administrativas o de conducción. La consecuencia es la desincentivación de los docentes que quieren mantenerse frente al aula donde se siente más cómodo o estima que es el trabajo para el que se ha preparado. Increíble, pero es un caso en el que claramente no se beneficia ni el docente, ni el sector educativo, ni la sociedad. Aún así persistimos en lo mismo. Por otra lado, en el sistema educativo argentino no se contemplan incentivos monetarios explícitos para que los docentes se perfeccionen. Otras carreras universitarias aún las ligadas a la Educación, los cursos, la capacitación en general sólo son funcionales como antecedentes para los ascensos. Si, por ejemplo, al docente no le interesa el ejercicio de tareas de conducción, no hay ningún mecanismo reflejado en el salario que lo induzca a continuar progresando en su formación. Ello no tendría que significar que cada curso, cada acción deba ser remunerada, pero una carrera salarial que aliente a los docentes a continuar dentro del mismo cargo permitiría que esa mejor preparación o mayor experiencia real contribuyera a jerarquizar al docente, modificar la carrera profesional y diseñar nuevas funciones para que el sistema educativo aproveche los beneficios de contar con recursos humanos más calificados.

Por eso a la hora de las paritarias, reformular la conformación del salario docente debiera ser la prioridad. Más allá de un punto más o un punto menos de incremento con el fin de ajustar salario a inflación y que el primero no pierda frente a la segunda… Sí, hemos perdido 12 preciosos años en los que los recursos aumentaron, especialmente en Educación y todavía no se ha podido resolver el histórico conflicto con el salario docente. Algo que nos adeudan los gobiernos, nacional y provinciales, y los sindicalistas, pero si pudieran tan sólo por un tiempo abandonar la lógica del "parche"... Es cierto, cambiar este modelo abortaría muchas de las posibilidades que como subproducto, ofrece a los gobiernos y gremios que poco piensan en soluciones estructurales a los desafíos del sector... Pero, por algo deberíamos empezar... En efecto, hay mucho más para decir. Las escalas salariales, la relación entre salario de inicio y el final de una carrera docente, las sumas agregadas por fuera del salario básico bonificables o no, remunerativas o no, las sumas "en negro", las formas en que las gestiones encontraron la manera de hacer más "apetitoso" un salario de inicio y como impacta todas estas en la carrera docente, etc. En los próximos días seguiré publicando otras miradas complementarias sobre el tema... Estoy seguro que en estas próximas paritarias nadie resolverá el tema... Hubo poca o casi ninguna voluntad hasta ahora. Nadie, por ahora, cambiará esa situación... Seguiremos con los mismos problemas...

Como siempre quiero agradecerle a Susana Martín los intercambios con suculentos aportes y acertadas correcciones, de los que nacen generalmente algunos de estos textos...

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