Rescatando al Pensamiento Crítico

Hace tiempo que venimos insistiendo en la necesidad de que nazcan grupos que puedan mostrar otra imagen de lo que es un "intelectual" para la sociedad argentina... Es cierto y no podemos negar que varios, en forma individual y en los últimos tiempos han logrado enfrentarse al discurso hegemónico y hegemonizante que intenta imprimir a cada cosa el denominado "modelo". Casos como el de Beatriz Sarlo, Santiago Kovadloff y algún otro más son parte de ellos...
Pero esto parece diferente y es para celebrar... Pierre Bourdieu, en una crítica al "sovietismo" durante los primeros 80, señalaba a los "intelectuales orgánicos" como uno de los instrumentos indispensables en la construcción y mantenimiento del monopolio de la manipulación del discurso y de la acción política, caracterizándolos como la "expresión suprema de la hipocresía sacerdotal" (en alusión a la célebre fórmula de Weber a propósito de la Iglesia). Y son éstos, según el sociólogo francés, en conjunto con otros instrumentos más o menos sofisticados, los que reaseguran al mandatario monopolizante el poder de una doble legitimación: científica y democrática.
En el día de hoy apareció un nuevo blog en el que un grupo de "intelectuales y trabajadores de la cultura" (así se autodefinen), esbozan las primeras ideas en desarrollo con el lanzamiento de lo que denominaron "Plataforma para la recuperación del pensamiento crítico".
Es bueno que surjan otras voces... Pero "colectivos de voces" que muestren contradicciones, aporten otras miradas, reconstruyan un ámbito democrático de debate y destruyan, con su sola presencia, monopolio que se quiere imponer en el pensamiento... "Bocanada de aire fresco", aún no coincidiendo con todas y cada una de las visiones que propone esta Plataforma 2012... Alegría de que estas cosas vuelvan a ocurrir en la Argentina...
Aquí les dejamos el texto completo y los firmantes del mismo...


PLATAFORMA PARA LA RECUPERACIÓN DEL PENSAMIENTO CRÍTICO

Escapar al efecto impositivo de un discurso hegemónico no es una tarea fácil. Pero es necesario y posible generar una voz colectiva que enuncie este problema y lo transforme en acto de demanda. Si algo nos define como intelectuales es pensar sobre el mundo y la sociedad en la que vivimos, poner en cuestión los problemas que nos plantea, promover el debate de ideas, intentar leer más allá de la letra manifiesta y visibilizar lo oculto, tratar de salir de la mera apariencia de los efectos para bucear en las causas que los determinan. En síntesis, sostener nuestra capacidad y conciencia crítica y manifestarla, romper el silencio, como paso imprescindible hacia un accionar colectivo y transformador.
No encontramos este ánimo en algunos trabajadores del campo de la cultura, a quienes hemos respetado y queremos seguir respetando, pero que al colocarse como voceros del gobierno han producido una metamorfosis en relación con su historia y su postura crítica.
Nos encontramos ante verdaderos escándalos de diferente naturaleza y calidad, que tienen como denominador común la impunidad en relación con las responsabilidades de quienes nos gobiernan. Y de manera paralela, asistimos a la construcción de un relato oficial, que por vía de la negación, ocultamiento o manipulación de los hechos, pretende investir de gesta épica el actual estado de cosas.
Javier Chocobar, Diego Bonefoi, Nicolás Carrasco, Sergio Cárdenas, Mariano Ferreyra, Roberto López, Mario López, Mártires López, Bernardo Salgueiro, Rosemary Chura Puña, Emilio Canavari, Ariel Farfán, Felix Reyes, Juan Velázquez, Alejandro Farfán, Cristian Ferreira. Vemos crecer la lista de los asesinados. Muertes que en su repetición no dejan de asombrarnos. Muertes que van cubriendo toda nuestra geografía. Muertes que, lejos de ser inocentes, marcan un encarnizamiento represivo que no puede ser negado ni atribuido a lejanas decisiones para desresponsabilizar al gobierno central. Ahora descubrimos que desde 1994 somos un país federal, y que por lo tanto las muertes dependen de las policías provinciales, o de los caciques locales. Curiosa apelación al federalismo, cuando es el gobierno nacional el que ejerce el centralismo unitario y decide de hecho los presupuestos provinciales, el que resuelve candidaturas, impone ministros y se abraza con los gobernadores casi al mismo tiempo de ocurridos los hechos.
Muchas de las últimas muertes están vinculadas a la carencia de tierra, y detrás de cada nombre hay una historia de vida que se remonta a la histórica lucha de los pueblos originarios contra el despojo del que han sido objeto. El proceso de concentración de la propiedad de la tierra y la soja-dependencia de los últimos ocho años son un correlato en el presente de aquel despojo, que el discurso oficial oculta.
El “relato” hegemónico pretende imponerse sobre la materialidad y el valor simbólico de estas muertes. Efectivamente, en torno a estos y muchos otros hechos se elabora un discurso oficial que construye consensos, porque aparenta dar cuenta de una serie de necesidades sociales y reivindicaciones nacionales mientras se afianza la persistencia de lo mismo que aparenta cuestionar.
Este relato disciplinador y engañoso utiliza la potencia de los recursos comunicacionales de que dispone crecientemente el gobierno para ejercer control social mediante la inducción de mecanismos alienatorios sobre las formas colectivas de la subjetividad.
Quieren aparecer como actores de una gesta contra las “corporaciones”, mientras grandes corporaciones como la Barrick Gold, Cerro Vanguardia, General Motors, las cerealeras, los bancos o las petroleras – y el propio grupo Clarín, hoy señalado como la gran corporación enemiga – han recibido enormes privilegios de este gobierno.
Quieren también aparecer como protagonistas de una histórica transformación social, mientras la brecha de la desigualdad se profundiza. Y cuando la realidad se impone sobre el “relato”, los voceros oficiales y oficiosos del gobierno sostienen que se trata de “lo que falta”. Según los intelectuales reunidos en Carta Abierta, “lo que falta” sería – más allá de las “asignaturas pendientes” que estarían dispuestos a admitir – una cuestión de “imaginación política”. Y lo que es evidencia y síntoma de lo que no sólo no se transforma sino que se profundiza sería – como en el fenómeno de las placas tectónicas - algo así como restos traumáticos del pasado en el interior de un proceso transformador, que reaparecen una y otra vez.
El contenido de la producción ideológica oficial se inscribe en una metodología. La discusión de ideas es sustituida por la descalificación del interlocutor y toda disidencia es estigmatizada. Trivialización del debate, bravata “intelectual”, sacralización de sus referentes con independencia de las acciones que producen, son sólo algunas de las modalidades en las que se expresa el intento de imponer un discurso único. Cuando desde los medios públicos se utiliza la denigración de toda voz crítica por medio de recortes de frases, repeticiones, burlas y prontuarización como procedimiento intimidatorio y se invalida a esas mismas voces cuando se expresan en otros medios, se produce una encerrona que por una u otra vía sólo promueve el silencio.
Hoy la homogeneidad discursiva empieza a estar atravesada por algunas filtraciones que la erosionan: el relato épico ha iniciado un proceso de cierto desenmascaramiento. La asociación entre derecho de huelga y extorsión o chantaje, o la justificación de la sanción de la ley antiterrorista, serían expresiones paradigmáticas de este fenómeno.
A pesar del afán disciplinador del discurso hegemónico, es nuestra responsabilidad como intelectuales y trabajadores de la cultura romper el silencio que pretende amordazar el pensamiento crítico y promover un debate transformador de los grandes problemas que plantea el presente. Es necesario. Y es posible.

Adhesiones a plataforma.2012@yahoo.com.ar 


Pablo Albarello, Mirta Antonelli, Bibiana Apolonia de Brutto, Norma Barros, Héctor Bidonde, José Emilio Burucúa, Jorge Brega, Manuel Callau, Ana Candiotti, Andrés Carrasco, Nora Correas, Diana Dowek, Lucila Edelman, Sandra Franzen, Roberto Gargarella, Adriana Genta, Norma Giarracca, Liliana Helman, Eduardo Iglesias Brickles, Diana Kordon, Darío Lagos, Alba Lancillotto, Lucrecia Martel, Gabriela Massuh, Francisco Menéndez, Luis Felipe Noe, Jorge Pellegrini, Derly Prada, Mabel Ruggiero, Carlos Ruíz, Alfredo Saavedra, Guillermo Saccomano, Luis Sáez, Horacio Safons, Beatriz Sarlo, Hernan Schiller, Alberto Sava, Aurora Juana Schreiber, Maristella Svampa, Nicolás Tauber Sanz, Miguel Teubal, Osvaldo Tcherkaski, Yaco Tieffenberg, Enrique Viale, Dennis Weisbrot, Patricia Zangaro, Daniel Zelaya.

Comentarios

  1. Excelente reflexion. Será cuetion de adherir y ver si se puede rescatar el diálogo.......

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  2. Flavio, primero celebrar la pronta sensibilidad de parte tuya de tomar el tema y llevarlo a la reflexión.Y otra cuestión, que va de suyo, pero es importante, ningún espacio de reflexión está de más, pude resultar inutil, pero el sólo intento es mejor que la nada. En este caso, hay algunos de los participantes que, sin verme en la obligación de coincidir ni en sus apreciaciones ni en sus metodologías, ni mucho menos en sus opciones políticas, merecen atención y cuidado cuando enuncian publicamente. Pero no puedo dejar de sentir un sinsabor, como un regusto medio amargo que me gustaría poder expresar aquí, en tu foro.
    Creo que hay mucho dialecto del adversario en el texto de presentación de plataforma 2012, parece un grupo de veteranos de guerra que quieren revivir la batalla porque al fin parece que aprendieron el truco. hay una similitud en el dialecto que creo enturbia las buenas intenciones del grupo. La consigna sobre revivir el pensamiento crítico realmente me parece de escuela secundaria. Y conozco los debates y las teorías que lo sustentan, claro que los conozco, pero me llevan hacia atrás irremediablemente. Y se insiste con la verosimiltud como variable política primordial. Al mismo tiempo que se impugna el relato la disputa es por la verosimilud, hay un contrasentido epistemológico en esto. Todos sabemos que el kirchnerismo no dice la verdad, pero también sabemos que eso no parece importarle demasiado a nadie, salvo a quién quiere convertirse en guardian de la fidelidad entre las palabras y las cosas. Y eso es tan conservador como lo que se pretende impugnar.

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  3. Completamente de acuerdo con vos (por eso hago salvedad sobre mi posición sobre lo que se dice). Lo que me pareció sumamente importante es que surgió alguien (mejor dicho "alguienes") que muestran que se puede decir algo diferente y que hay espacio suficiente para que otros muchos puedan decir cosas diferentes... Sólo eso motivo este post... Es cierto pido poco... Debe ser el momento del año... Jajaja... Enorme abrazo

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  4. Se me acaba de perder, culpa de Blogger, un comentario que seguro será diferente a éste:
    Atomizarse hasta debatir con los que estamos de acuerdo no me parece una salida muy "científica". Estos grupos sin demasiada confrontación interna (quizá si por el poder) buscan solventar un apoyo axiomático "intelectual" y no proponer foros reales de debate, en el que "la jauría" confronta con una ponencia, tal como ocurre en el medio científico. Estar de un lado o del otro de una línea política habla de la necesidad de un debate posterior y relativiza los resultados mismos del foro.
    Según Carta Abierta, son fruto "de una iniciativa ciudadana, plural, democrática, horizontal y participativa, que se expresa por medio de su Asamblea y por sus escritos públicos conocidos como Cartas Abiertas". Hay que ir a debatir ahí, con lo que se lograría demostrar algunas cosas, por ejemplo, qué nivel de libertad tienen, si es verdad su falta de confesionalidad, si el sesgo político afecta el juicio de esas "cartas abiertas", en fin, un sinnúmero de cuestiones. En todo caso, este espacio, como contrapeso de Carta Abierta, no tiene demasiado sentido: descalificar a Carta Abierta es descalificarse también. Por otro lado, lo peor que nos puede pasar al resto de los mortales es que vocingleros como Beatriz Sarlo tengan una corte que firme con ella.

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  5. No se puede pretender un analisis desde el pensamiento crítico no oficial sin criticas, ni se debe desestimar los puntos en comun de los firmantes al hacer un llamado para despertar un intelectualismo inerte. Para mi, una excelente iniciativa y con mucho para discutir sobre la sociedad que queremos segun nuestros valores en lugar de adaptar, sin critica, nuestros valores al modelo propuesto. Es una batalla de ideas en espera desde hace tiempo, parece que algunos acptaron levantar la posta. Aplausos a una Argentina por madurar

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