Radiografía maestra
Las palabras del Ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires sobre
los resultados provisorios de las pruebas piloto de la “Evaluación
Docente para la Mejora de la Enseñanza 2011” han generado cierto desagrado
entre los docentes. “Son insatisfactorios para la ciudad de Buenos Aires y generan un desafío interesante”, dijo Esteban Bullrich
destacando el escaso conocimiento de los proyectos curriculares y el material
disponible para la enseñanza en sus materias. Las respuestas no tardaron en llegar.
Uno de los gremios de mayor representación entre los docentes, UTE, entre otras cosas respondió que “hace un año que esperamos con una carpeta llena de proyectos que cumpla su promesa de debatir las ‘Condiciones de enseñar y aprender’. En vez de eso, se ha empeñado en atacarnos, en hacer una campaña de marketing sobre la evaluación docente sin el menor rigor académico”.
En nuestro blog ya hemos abordado el tema. Para aquel que desee puede leer Claves para estar a la moda ¿?. Hoy no abordaremos aquí el hecho puntual. Sí, intentaremos realizar algún aporte a un demorado debate público sobre la Evaluación de la Educación. Esta necesidad nos movió a releer algunos materiales en búsqueda de profundizar
sobre uno de los temas que subyace a toda esta discusión: el perfil de los
docentes argentinos… El libro: “La
condición docente” de Emilio
Tenti Fanfani. Aquí, un par de notas sobre el mismo…
Debemos decir, que no abundan investigaciones empíricas acerca de esta
importante y estratégica categoría social. El desconocimiento, como es normal,
tiende a ser reemplazado por prejuicios y visiones parciales, interesadas y
empobrecidas que muchas veces poco tienen ver con la experiencia y la práctica
de los propios docentes. Sin dudas, estas son mucho más complejas y
diversificadas de lo que el sentido común tradicional sugiere. Por ello la
importancia de esta investigación. Los datos que se ofrecen se refieren a
dimensiones objetivas del cuerpo docente tales como las sociodemográficas, la
posición que ocupan en la estructura social, la formación, condiciones de
trabajo y salario así como a sus consumos culturales. Por otro lado se analizan
algunas representaciones, actitudes, expectativas y valoraciones de los
docentes relacionadas con temas de la agenda de la política educativa, los
fines de la educación, la definición del rol docente, los valores de los
jóvenes, la discriminación y otras cuestiones públicas que resultan relevantes para
analizar el impacto del trabajo docente sobre los procesos de socialización que
transcurren en las instituciones escolares.
El libro tiene por objeto presentar al lector una serie de datos
sistematizados comparando los resultados de una investigación realizada en
cuatro países de América del Sur. Tomando muestras representativas nacionales
de áreas urbanas de Argentina, Brasil, Perú y Uruguay, tanto del nivel primario
como secundario, del sector público como el privado, intenta dar cuenta de los
perfiles docentes a la luz de los significativos cambios que se han dado con
las grandes transformaciones sociales que caracterizaron el desarrollo de cada
uno de los países mencionados.
El libro no tiene desperdicio. Recomendamos su lectura para que más
allá de los discursos sobre los docentes basados en concepciones ideológicas
(no podría ser de otra manera) haya algunos datos reales con los cuáles
contrastarlos…
El libro, como todo libro, nos ha dejado marcas… Y esas marcas, tres en
particular –no son las únicas– son las que queremos contarles en este tramo de la
entrada…
- La actitud frente a las nuevas generaciones y el futuro
Se interpeló a los entrevistados sobre una lista de valores y
comportamientos públicos y privados, para que ellos opinaran acerca de su mayor
o menor vigencia en “la mayoría de los jóvenes de hoy”. Los resultados
obtenidos de docentes argentinos (no hay una gran diferencia con lo de los
otros países, en este ítem, siendo un poco menos marcados en Brasil) indican
una generalizada actitud de pesimismo respecto de las nuevas generaciones. Sólo
cuando se trata de apreciar la vigencia del “amor a la libertad” y el “cuidado
del medio ambiente” se ve algún atisbo de optimismo. Con respecto al resto
(compromiso social, identidad nacional, generosidad y desinterés, respeto a los
mayores, tolerancia, sentido de justicia, familia y deber, responsabilidad,
honestidad, disposición al esfuerzo, espiritualidad), los docentes tienden a
pensar que se debilitan esos valores en la juventud actual. Preocupante, ya que
mostraría una sensación de cansancio, malestar moral y decadencia de los
docentes que con seguridad tiene repercusión en las formas de relacionarse con los
niños y jóvenes en el aula. Posición congruente con las expectativas puestas
con respecto al futuro mediato personal y colectivo: según el trabajo los
docentes argentinos muestran los mayores índices de pesimismo (1 de cada 3). La
existencia de significativas proporciones de docentes en esta condición
respecto del futuro es un dato que puede constituir un indicador acerca del actual
“estado de ánimo”. Sin embargo, no sería desatinado imaginar que aquí, como en
otras situaciones similares, se esté manifestando el fenómeno de la “profecía
autocumplida”, con todas sus consecuencias negativas asociadas (desmotivación,
pasividad, fatalismo, etcétera)
- Los consumos culturales y el tiempo libre de los docentes
Los maestros y profesores son trabajadores de la cultura. Es tradición esperar
de ellos su contribución (nunca han tenido el monopolio en el cumplimiento de
esta función) en la transmisión intergeneracional de la cultura.
En el libro este punto ocupa un capítulo completo por lo que sólo
construiremos un perfil según los datos surgidos de los resultados de los diferentes
cuestionarios. Así el promedio del docente argentino es una persona que:
- ve y escucha diariamente televisión y radio (3 de cada 4),
- lee diarios al menos una vez cada 15 días (2 de cada 3,
llamativamente menos entre los menores de 45 años y maestros primarios),
- no realiza ninguna práctica artística (actuación, pintura, danza o
artesanías, 4 de cada 5),
- concurre al teatro o cine, visita museos o muestras sólo alguna vez en
el año (2 de cada 3),
- nunca asiste a recitales musicales (opera, rock u otro tipo de
conciertos, 4 de cada 5),
- ocasionalmente compra un libro (2 de cada 3),
- ocasionalmente asiste a una biblioteca (2 de cada 3),
- lee con asiduidad revistas y materiales especializados en educación
(2 de cada 3).
Algunos datos preocupan… Los consumos
culturales de los agentes sociales no deberían agotarse en lo que ofrecen los
medios de comunicación masiva. En especial en las zonas urbanas ya que existen
otras oportunidades de acceso y goce de determinados productos culturales. Sin
dudas, el desarrollo del juicio estético y la sensibilidad hacia las artes en
las nuevas generaciones es mucho más probable cuando los propios maestros
practican o forman parte, por lo menos como espectadores, de estos consumos.
- La evaluación del trabajo docente.
Quisimos terminar con el tema que dio origen a esta entrada. La
investigación de Tenti nos muestra una clara mayoría de los docentes argentinos
disconformes con los mecanismos actuales de evaluación de su trabajo (mayoría en
el sector público). Se le consultó sobre la pertinencia de algunos criterios (5 en total) que
pudieran formar parte de la determinación de la escala salarial, entre los que
se incluyó la “evaluación periódica del
desempeño profesional”. Los maestros argentinos la colocaron en un lejano
tercer lugar, detrás de la “antigüedad” y el “título docente de grado”. Esto
nos mostraría el predominio de una tradicional visión de la conformación del
salario docente. Sin embargo, mientras no se ingrese en la valoración de los
sistemas concretos de medición y criterios para esa evaluación, pareciera que
este “tercer lugar”, por delante de “otros antecedentes académicos” y “zona
geográfica”, marcaría cierta importancia dada al criterio como uno de los
posibles constitutivos del salario. Para terminar, también es llamativo que a
la hora de considerar el nivel de legitimidad de quienes deben ser las
instancias de evaluación sean las autoridades institucionales (directores y/o
supervisores) quienes gocen de la mayor aceptación, siendo extremadamente bajo
la aceptación de otros actores, tanto técnicos de los ministerios o
destinatarios de la educación (padres o alumnos). Esto mostraría que los
docentes se consideran parte de una organización piramidal con una posición
bien determinada en la escala jerárquica donde sólo los que poseen la autoridad
formal (directores y supervisores) son los “más aptos” para evaluar la calidad
del trabajo de un docente en la escuela.
Recomendamos la lectura completa de este libro… Si bien no
se trata de tomar las opiniones y actitudes manifestadas por los maestros y
profesores como "mandatos" acerca de lo que hay que hacer en el campo
político, la información acerca del comportamiento de ciertas variables
objetivas y subjetivas constituye un elemento a tener en cuenta para orientar
políticas integrales hacia los docentes que contemplen las nuevas condiciones
sociales y culturales en que desarrollan su actividad y sus legítimos derechos
como categoría ocupacional cada vez más calificada…
BUENÍSIMO. EXISTE UN GRAN PESIMISMO GENERALIZADO EN EL TOTAL DE LA SOCIEDAD. LOS DOCENTES NECESITAMOS SER MÁS OBJETIVOS E INYECTARNOS POSITIVIDAD, PARA ELLO DEBEMOS CONFIAR.
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