Comparaciones


Recuerdo de pequeño a mi mamá muy enojada conmigo por comparar nuestras cosas con las de otra casa cuando visitábamos a alguien...

Posiblemente habrá escuchado o leído que Finlandia, ese país de no más 5.5 millones de habitantes, posee la mejor Educación del mundo. Los resultados de PISA durante los últimos años parecen consolidar esta percepción…
Frente a los resultados, como casi siempre ocurre por estas “pampas”, el deslumbramiento suele ser fatal… Rápidamente se crean los “fans club” y todo se circunscribe a estar a favor o en contra. La base del “no debate” es la poca información que circula, que empequeñece y que finalmente refuerza el “no debate”.
Kirguistán es una de las repúblicas pertenecientes a la ex Unión Soviética. También tiene aproximadamente unos 5.5 millones de habitantes y en los resultados de la última evaluación realizada en el marco del mismo programa ocupó el último lugar: 65° de 65 países participantes. Por supuesto, pocos hablan de Kirguistán…
Por eso nos pareció un buen ejercicio realizar algunas comparaciones entre ambos sistemas educativos para tratar de descifrar, si es que las hubiese, algunas claves del porqué uno es primero y otro último.
Para ello no haremos una exhaustiva comparación. Sería impropio intentar sintetizar en unas pocas líneas sistemas tan complejos... Por otra parte, lejos de querer mostrarlos como modelos o antimodelos, nos interesa mostrar que, muchas veces, ciertos debates que nos damos por estas tierras, creyéndolos “centrales y definitorios”, parecen haber sido superados en otras latitudes del mundo...
Recordando que la Argentina, en la misma evaluación, obtuvo el lugar 58° (más cerca de Kirguistán que de Finlandia) dejamos para aquel que se convierta en circunstancial lector, realizar las comparaciones que crea necesarias con nuestro sistema… (Mi mamá esta vez no se enojará)
Lo primero que adelantamos es que ambos países, Finlandia y Kirguistán han tenido fuertes influencias rusas desde principios del s. XX. Igualmente son casos diferentes: mientras Finlandia resistió su anexión a la vieja Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) teniendo, durante buena parte del s.XX y hasta muy poco antes de la desaparición soviética, una fuerte dependencia económica. Kirguistán por el contrario terminó siendo a partir de 1924 una de la “Repúblicas Socialistas” hasta la caída del sistema en los 90, en que se declara independiente (aunque pertenezca a la Comunidad de Estados Independientes (CEI). Por un motivo u otro, ambos sistemas educativos tuvieron por lo tanto una dinámica muy similar hasta principios de los 70 en que Finlandia definitivamente adquiere características propias. Sin dudas, en el caso finés la influencia sueca y protestante luterana no puede ser obviada agregándole ciertos elementos nacionalistas: diferencia sustanciosa a la hora de las comparaciones. La sucesión de gobiernos populistas en los últimos 20 años y las rivalidades entre clanes, en el marco de una búsqueda de "desovietización" de la educación, dibujan otra impronta en el panorama kirguís...
En una primera mirada ambos sistemas no parecen ser muy diferentes en cuanto a sus principios rectores (obligatoriedad, gratuidad, universalidad), en cuanto a su organización y estructura (inicial, primaria, secundaria y superior universitaria y formación profesional) o en cuanto logros obtenidos durante el s. XX (bajos niveles de analfabetismo y altas coberturas de matrícula en educación básica).
¿Pero entonces cuáles son las diferencias entre ambos sistemas?
Sin dudas existen muchas pero quisimos centralizar solo en dos elementos nuestro análisis. Como primer elemento, Finlandia ha construido a lo largo de estos últimos 40 años una burocracia estatal, destinada a generar información para la toma de decisiones en materia educativa, con un sistema estadístico transparente, perfeccionado con el tiempo. La función principal del Gobierno central es evitar desigualdades en la calidad educativa entre distintas regiones del país y entre escuelas. Para ello, la información es vital. Sin embargo, no existen evaluaciones nacionales de resultados escolares, las evaluaciones son internas y los resultados no se hacen públicos, solo los conoce cada escuela. Las evaluaciones sirven para mejorar la enseñanza, no para elaborar rankings e instaurar la competencia entre escuelas.
Por el contrario, Kirguistán, muestra la destrucción y la discontinuidad en el relevamiento de indicadores confiables, muy especialmente en los últimos 7 años. Varios documentos de la UNESCO reclaman por el “enmascaramiento de las cifras oficiales” y plantean serias preocupaciones por el manejo de las cifras en ese país. Se intenta desde hace algunos años implementar un sistema centralizado de evaluaciones de contenidos, pero de una manera discontinua y parcial que generan información no muy relevante para ser utilizada en el mejoramiento de la calidad de los aprendizajes. El estado kirguís después “retoca” esos resultados (alguna vez fueron publicados masivamente) para demostrar las “sensibles mejoras”… El problema de la generación y manejo de la información, no se trata sólo de un problema “técnico”: caracteriza la calidad de la democracia vigente y revela el uso arbitrario de datos para distorsionar la percepción sobre la realidad social, dificultar la investigación independiente y limitar la libertad de opinión respecto de la gestión del Estado. Una primera diferencia entonces: es difícil (imposible) definir una política de mejoramiento de lo que se aprende en un sistema educativo que se basa sobre la mentira o la “media verdad”…
El segundo elemento es central en ambos países. Mientras Kirguistán es uno de los países de Asia central considerados de mayor corrupción educativa, Finlandia basa su sistema educativo en la confianza y el cumplimiento de la ley.
Tomamos el concepto del informe,"Corrupt schools, corrupt universities: What canbe done?", publicado por la UNESCO en el que define “corrupción educativa” como “el uso sistemático del cargo público en beneficio privado, con un impacto notable en la disponibilidad y la calidad de los bienes y servicios educativos, en el acceso a la educación y en su calidad y equidad”. En ese universal coloca desde el fraude académico hasta los mecanismos de acceso a la docencia, desde el fraude económico hasta la no aplicación de las normas, desde el favoritismo hasta el tráfico de influencias, desde las acciones de un gobierno hasta la acción colectiva e individual de los docentes… Sin dudas, esa corrupción debe entenderse en un contexto social más amplio marcado por la irrupción en todos los niveles de lo social, la administración, las autoridades locales, los servicios públicos… En el caso kirguís, desde el derrumbe de la Unión Soviética, se han experimentado profundos cambios socioeconómicos y políticos que han tenido graves repercusiones en el sector de la educación. Corrupción también producto de la descentralización desorganizada, las limitaciones presupuestarias, el retiro y la “des- responsabilización” del Estado Central, la dificultad de los gobiernos locales para enfrentarse a la tarea de gestionar instituciones educativas sin el grado necesario de formación en gestión, inversión o autonomía económica, la corporativización del ámbito educativo… La existencia endémica de corrupción generalizada en todos los ámbitos sociales ha creado una situación en la que comprar una vacante, una nota de examen, el acceso a la universidad, el nombramiento de docentes en contra de las normativas, no sólo se conciben como una posibilidad, sino que se consideran prácticas aceptadas socialmente…
El caso finés como adelantamos es completamente diferente. Centralidad en el que aprende, autonomía escolar, libertad, confianza y apego a las normas son las palabras clave sobre las que edifica el sistema.
A partir de 1990 tras el proceso de municipalización, los planteles escolares tienen gran autonomía administrativa, como también curricular y pedagógica. Los municipios organizan y financian la educación preescolar y básica. Deciden aspectos prácticos como los mecanismos de contratación de los maestros. Las escuelas eligen sus propios docentes. No existen concursos de oposición, listados o clasificaciones. Todos los docentes obtienen en un tiempo no reglado la titularidad de sus cargos: el promedio de años “a prueba” varía según la región geográfica, el área del conocimiento a impartir y la escuela a la que se intenta acceder. Los Directores de las escuelas son elegidos por un Consejo de Educación formado por funcionarios públicos de carrera, con altísima formación pedagógica y representantes políticos del gobierno. Pero lo más llamativo es que no existe la supervisión escolar: se confía en el desempeño y profesionalismo de los profesores y directivos de cada escuela… Sin dudas el logro de esto es en parte el producto del énfasis superlativo que se pone al momento del reclutamiento, la formación de grado y la capacitación permanente de los docentes, “obligando” a cada docente a llegar a niveles cuaternarios en su formación pedagógica y didáctica en cualquiera de los niveles y modalidades de la enseñanza. Por cierto, (adelantándome a algún reproche) los docentes son considerados entre los trabajos mejores pagos de Finlandia. Pero dejaremos para otra entrada mayores precisiones sobre la “política docente” en este país…
Para terminar una anécdota. En Finlandia siempre se recuerda que en el año 2003 y con el objeto de preparar una nueva ley de orientación de la Educación, se dio en el seno de la sociedad finesa el “Gran Debate sobre el Futuro de la Escuela”. La fórmula que concentró gran parte de la polémica fue ésta: ¿Qué es necesario poner en el centro del sistema, el alumno o los conocimientos? Los fineses eligieron casi sin discusión… la primera alternativa. La idea de un alumno feliz, bien desarrollado, libre para progresar a su propio ritmo, adquiriendo cada vez mayor autonomía y más conocimientos, orientan la acción de todos: el Estado, las municipalidades, los directores, los profesores, la sociedad toda en su conjunto…
Para meditar…

Comentarios

  1. Querido Flavio, gracias por este post, una maravilla que aporta profundidad en medio de tanta banalidad en el debate de la educación.
    Me quedo especialmente con la última reflexión, el centro de la educación es "el alumno feliz, libre para progresar a su propio ritmo." Lo opuesto a la fábrica fordiana del siglo XIX y sus normas de calidad. Un abrazo.

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  2. Que terrible es ver progresar países chicos con grandes economías y ver decaer durante un siglo un país con 2.800.000 km2 y con un futuro de terror, Argentina.

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  3. Juan Pablo Fornaroli7 de junio de 2013, 0:57

    Sin dudas alguna,es un post,al cual se lo podría desmenuzar en varias partes y disfrutar del debate de cada una de ellas, porque sinceramente da a conocer ciertos datos y aportes que son brillantes. Lejos de ubicarnos en el espectro del fanatismo, sí es importante, que absorbamos lo bueno, como así también lo malo, para no repetirlo, y poder llevarlo al debate de la educación Argentina actual, la cual, está sufriendo una crisis grande.

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